viernes, 9 de septiembre de 2011

Capitulo 7: Distracciones

Después de lo ocurrido, ninguna de las dos teníamos ganas de irnos solas a nuestras respectivas casas, así que invité a Laura a dormir a casa.  Bueno, mi casa no era un palacio, pero yo tenía una habitación lo suficientemente grande como para que dentro cupieran dos camas.  Aunque aparentemente solo había una, el cabecero de mi cama tenía un ingenioso mecanismo en el que también hacia las veces de palanca, porque se desplazaba hacia la izquierda, dando paso a una cama un poco mas baja que la mía.
Y os preguntaréis que por qué os cuento todas estas estupideces, ¿Verdad?, pues tiene una fácil explicación, porque no quiero estar amargandoos todo el tiempo con mis desdichas.
Bueno que ya vuelvo a la rutina.
Era ya bien entrada la noche cuando me desperté.  No tenía ni la mas remota idea de porqué me había despertado hasta que caí en la cuenta de que había puesto el móvil en vibrador después de la llamada de aquel tipo, y me acababa de llegar un mensaje.  Con mucho cuidado me deslicé hasta el pasillo vigilando que Laura no se despertara.  Una vez fuera, fui al baño para refrescarme un poco y después solo después, cogí el móvil y abrí el mensaje:
<<Abre tu correo electrónico, no dejes que nadie mas lo vea>>
Era un número privado.
-Como siempre- Me dije -¡¡Que cobarde!!-
Sigilosamente volví a mi habitación y para mi sorpresa, Laura estaba sentada en la cama.
-Buenos días- Dije de buena gana.
-Sara, tenemos que volver a la cabaña- Contestó ella.
Yo comprendía al instante que no tenía que hacer mas preguntas.  Me arreglé deprisa, me puse unos vaqueros y una camisa a cuadros abotonada para estar mas cómoda.  Me recogí el oscuro cabello en una coleta con un lazo celeste y cogí mi pórtatil y volví a la habitación.  Allí ví a una pobre chiquilla asustada.  Antes de irnos dejé una nota encima de mi cómoda, despúes bajamos y nos montamos a mi vespa negra.

Capitulo 7: Distracciones

Después de lo ocurrido, ninguna de las dos teníamos ganas de irnos solas a nuestras respectivas casas, así que invité a Laura a dormir a casa.  Bueno, mi casa no era un palacio, pero yo tenía una habitación lo suficientemente grande como para que dentro cupieran dos camas.  Aunque aparentemente solo había una, el cabecero de mi cama tenía un ingenioso mecanismo en el que también hacia las veces de palanca, porque se desplazaba hacia la izquierda, dando paso a una cama un poco mas baja que la mía.
Y os preguntaréis que por qué os cuento todas estas estupideces, ¿Verdad?, pues tiene una fácil explicación, porque no quiero estar amargandoos todo el tiempo con mis desdichas.
Bueno que ya vuelvo a la rutina.
Era ya bien entrada la noche cuando me desperté.  No tenía ni la mas remota idea de porqué me había despertado hasta que caí en la cuenta de que había puesto el móvil en vibrador después de la llamada de aquel tipo, y me acababa de llegar un mensaje.  Con mucho cuidado me deslicé hasta el pasillo vigilando que Laura no se despertara.  Una vez fuera, fui al baño para refrescarme un poco y después solo después, cogí el móvil y abrí el mensaje:
<<Abre tu correo electrónico, no dejes que nadie mas lo vea>>
Era un número privado.
-Como siempre- Me dije -¡¡Que cobarde!!-
Sigilosamente volví a mi habitación y para mi sorpresa, Laura estaba sentada en la cama.
-Buenos días- Dije de buena gana.
-Sara, tenemos que volver a la cabaña- Contestó ella.
Yo comprendía al instante que no tenía que hacer mas preguntas.  Me arreglé deprisa, me puse unos vaqueros y una camisa a cuadros abotonada para estar mas cómoda.  Me recogí el oscuro cabello en una coleta con un lazo celeste y cogí mi pórtatil y volví a la habitación.  Allí ví a una pobre chiquilla asustada.  Antes de irnos dejé una nota encima de mi cómoda, despúes bajamos y nos montamos a mi vespa negra.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Capítulo 6: Problemas

Laura era una chica de 13 años, era rubia, como su hermano, pero sus ojos no tenían un color azul tan intenso como los de este.
Andamos un rato mas, hasta llegar a un claro en mitad del campo.  Allí, Laura se empeñó en ir un poco mas al norte, hasta que al final llegamos a una cabaña de madera. Allí, Laura comenzó a rebuscar en unos cajones hasta que encontró un papel azul celeste, lo abrió y comenzó a leerlo:
-Hola criatura, me he enterado de lo de tu hermano, una pena, ¿Verdad?, pues verás, si le enseñas esto a alguien tu hermano morirá de verdad, por que... ¿No te lo han dicho tus padres?...-
Laura buscó la mirada de Sara desesperadamente.
Sara pensó en cualquier modo de ayudar a Ángel, pero no se le ocurría nada.  Mientras tanto, Laura seguía con la hoja de papel en la mano, pero no podía parar de moverse, hasta que sonó un móvil con la cancion "Gimme the base" como politono.
-Es el mío- Dijo Sara.
-¿Lo vas a coger?- Preguntó Laura.
-Habrá que hacer algo, esto no puede seguir así- Dijo.
Y acto seguido cogió el móvil y lo puso en manos libres.
-¿Sí?- Preguntó.
-Sabes de sobra que no te voy a decir quien soy- La voz sonó distorsionada, pero las dos la escucharon perfectamente -Solo quiero advertirte de que se te está acabando el tiempo y..... ¿Con quién estás?-
A Sara se le abrieron los ojos como platos, mientras que la respiración de Laura comenzó a aumentar en ritmo.
-¿Por qué no lo adivinas?- Contestó Sara antes de colgar el móvil.
-¿Por qué has hecho eso?  Se va a enfadar- Protestó Laura.
-Que se enfade, no pienso hacer lo que quiera- La encaró Sara.
-Pero ¿Y Ángel?- Preguntó Laura mas sosegada.
-Tranqula, si no lo ha matado ya es porque no le conviene verlo muerto- Contestó tranquilizadora.