lunes, 12 de septiembre de 2011

Capítulo 8: Intento de asesinato

Llegamos en 5 minutos.  Aparqué en un lateral y rápidamente entramos en la cabaña.  Ayer no me fijé, pero allí es donde me llevó Ángel en nuestra primera cita.  Que recuerdos.   Las paredes adornadas con las tablas de surf de Ángel, estanterias repletas de fotos de los dos hermanos.  Seguí pensando hasta que una voz me sacó de mis recuerdos:
-Enciende tu pórtatil- Dijo Laura -Seguro que a ti también te ha llegado el mensaje- Concluyó.
Yo asentí e hice lo que me decía.  Era increíble, yo siempre había sido de caracter rebelde y ahora hacía lo que una niña de 13 años me decía.  ¡Que fuerte!
Nada mas encender el pórtatil ví que tenía un mensaje nuevo en mi correo electrónico.  Lo abrí, medio temblando. 
-Son iguales- Dijo la Laura.
Yo asentí, tragando saliva.  El mensaje tenía un fondo negro tenebroso, las letras en rojo como la sangre decían:
<<A partir de ahora, harás todo lo que yo te diga.  No dudarás en hacer nada de lo que diga.  Si te niegas a hacer algo Ángel morirá, ¿entendido?>>
Lo que ví debajo hizo que me estremeciera hasta la última fibra de mi ser.  Era una foto de Ángel, colgado por las manos de grandes cadenas que dejaban sus pies arrastrando.  Llevaba una camisa blanca abotonada, medio rota y con lustrosas manchas de sangre.
Lentamente levanté la mirada y vi que Laura se había derrumbado y había terminado por romper a llorar esconsoladamente.  Yo me sentía confundida.  Mi vida iba genial hasta que a un loco desalmado le había dado por raptar a Ángel.   Estaba tan absorta en mis pensamientos que ni me dí cuenta del olor a quemado que emanaba de los troncos de madera que constituían la cabaña.  Hasta que levanté la vista de nuevo y ví que Laura estaba tumbada sobre sus piernas.
-Debía estar muy cansada- Pensé.
Pero en seguida reparé en que toda la sala estaba cubierta por una nuve de humo blanquecino.  Entonces me entró el pánico.  En ese tipo de situaciones me encantaría tener cerca a Ángel, para que me abrazara y me dijera que todo iría bien.  Pero ni Ángel estaría cerca, ni todo iría bien si no hacía algo pronto, así que me tapé la nariz y la boca con mi camisa.
-Que oportuno- Me dije -Tenía que traer una camisa apretada-
Pero eso no me impidió recoger nuestras cosas y cargar con Laura hasta la moto.  Laura no pesaba tanto, era una niña al fin y al cabo.  La coloqué en el asiento del piloto para tenerla mas manejada por si se me caía de la moto.  Fue el trayecto mas largo de mi vida.  Era muy dificil manejar una moto con una persona delante, pero eso era el menor de mis problemas.  No podía parar de pensar.  Pensaba en todo lo ocurrido, lo de Ángel, la cabaña, alguien nos estaba intentando matar, pero entonces ¿Por qué nos mandaba los anónimos?  ¿Es que nada en este maldito puzle iba a encajar?
Una lágrima indiscreta asomó por mi mejila y yo me sentí estúpida.  Debería haber actuado mucho antes y no tenía que haber puesto a nadie en peligro.

Continuara...